Planteamiento del problema
El problema radica en la tensión entre el derecho al libre desarrollo de la personalidad y las normativas establecidas en los manuales de convivencia de instituciones educativas o laborales. Estos manuales, diseñados para mantener la disciplina y el orden, a menudo contienen normas que pueden restringir la expresión individual. La causa principal de este problema es la falta de actualización o la interpretación rígida de estas normativas, que no siempre contemplan la diversidad y las necesidades de los individuos en una sociedad plural. Como resultado, se generan conflictos entre las autoridades de la institución y los miembros de la comunidad que buscan expresar libremente su identidad.
Las implicaciones de este problema son profundas, ya que la limitación del libre desarrollo de la personalidad puede llevar a un entorno excluyente, donde ciertos individuos se sientan marginados o discriminados. Esto no solo afecta el bienestar y la autoestima de las personas, sino que también puede generar un clima de intolerancia. Además, la imposición de normativas rígidas sin considerar las particularidades de cada individuo puede llevar a un desgaste en las relaciones dentro de la comunidad, afectando la convivencia y el respeto mutuo. Por lo tanto, es crucial sensibilizar y crear un espacio de participación, para garantizar un entorno inclusivo y respetuoso, donde todos los miembros den sus puntos de vista de manera colectiva y democrática para construir normas en las que todos nos veamos incluidos y estén a favor de las mismas.